viernes, 21 de mayo de 2010

El otro día cayó en mis manos un artículo sobre la Ocupación de Territorio de la revista Desarrollo Sostenible y comenzaba con un texto de Clemente Alvarez, periodista ambiental:

"[...] El territorio no es sólo la epidermis terrestre donde quedan marcadas las huellas del desarrollo humano, también es el reflejo de qué modelo de desarrollo se está poniendo en práctica y de su grado de sostenibilidad social, ambiental y económica.
Al igual que en un tablero de ajedrez se mueven las fichas sobre las casillas negras y blancas,el territorio es el soporte físico en el que las sociedades humanas construyen sus ciudades,obtienen materias primas, trazan vías de comunicación, sitúan centros turísticos [...] Y, como en el juego de mesa, es aquí donde se muestran las estrategias y planes de desarrollo a largo plazo [...] han quedado atrás los tiempos en los que cuando se construía una infraestructura lo único que importaba en el apartado ambiental o social era minimizar su impacto en el entorno, para dejar la menor huella posible sobre el territorio y el paisaje. Se ha ido mucho más lejos. Ahora, deben tenerse en cuenta antes los efectos de su construcción como elemento integrado en un sistema mucho más amplio. Al ponerse a trabajar en la mesa de dibujo con una autovía, un puerto de mercancías o una línea férrea, ya no sólo hay que buscar que sea rentable, que cree riqueza para las poblaciones locales o que no fragmente más el hábitat de las especies en peligro de extinción; antes de empezar a trazar líneas, también debe sopesarse, entre otras muchas cuestiones, qué modelo de transportes se quiere a largo plazo para esta sociedad, qué solución creará menos desigualdades dentro del territorio o qué sistema supondrá de forma global emitir menos contamincación a la atmósfera.

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